Hace días me regalaron muchos limones. Cuando llegó la señora Ana con sus hermosos limones, yo acababa de comprar como un kilo más de limones. Bueno, yo si tenía de los verdes, estos son de los amarillos más grandes. En lo personal, me encantan más estos. Y del patio de la señora Ana, más ricos y recién cortados. Así es que congele unos cuantos para conservarlos por mucho tiempo más. Si no los congelaba, pronto se empezarían a echar a perder. Además, me encanta lo fácil que es después, pasar por el congelador y tan solo tomar un hielito de limón y ponérselo a mi agua.
Puedes hacer lo mismo con las naranjas o cualquier cítrico. Mi suegra y después yo le copié el tip, congelamos también naranjas, mandarinas y toronjas. Claro que si es comerlas mejor frescas, pero cuando hay árboles cerca, la cantidad de todo esto puede ser muy grande como para consumirlo tan rápido. Por eso, nos hacemos de nuestra buena dotación de cítricos congelados para cuando deje de haber en los árboles.
A veces, con la naranja nos ha pasado que se separa un poco al descongelarla. Lo que hacemos en ese caso es licuarla, para que quede más uniforme el jugo y que no se vea cortado. Tanto si lo vamos a tomar como jugo o en naranjada. Al hablar en plural, hablo de mi suegra y de mí. A ella le aprendo muchas de estas cosas.
Espero que les guste este tip/hack.
Si lo hacen, cuéntenme qué les parece.
Con cariño,
Ana