Se oye muy fuerte, pero creo que es lo que me pasa últimamente … Resistencia al Cambio (me auto-diagnostiqué). Me salí de mi zona de comfort y esta vez ha sido más difícil que cualquier otra vez. Yo no se si tenga algo que ver la edad (jaja…ja). No soy tan «mayor», pero siento que todo me pesa un poco más a medida que el tiempo pasa. Además, como que me empezó temprano la crisis de los 40 (casi 3 años antes).
Cambio de casa, cambio de rutina, mi primer hija en secundaria, (ósea madre primeriza de adolescente), me salieron canas como si de verdad fuera mayor y espinillas como si fuera yo la puberta, me quedé sin ayuda en la casa. Algo más?! Espero que no. De hecho, pensándolo bien, tengo que agradecer que son cosas que tarde o temprano se acomodarán y que nada es tan terrible o doloroso gracias a Dios. Pero aún así, he tenido días en los que siento que todo junto es demasiado. Hay días en los que pienso que cometimos un error, (mi esposo y yo) con tanto cambio, con el primero de los cambios … el cambio de casa.
Y el cambio de casa nos llevó a un importante cambio en la rutina familiar de las tardes. Alrededor de 4 horas fuera de casa, de mi lugar favorito, esperando a mis hijos en sus entrenamientos. No es que entrenen tantas horas individualmente, sino que en conjunto y con horarios diferentes para cada uno de los tres. Gracias a Dios es en el mismo lugar, por lo que no tengo que andar dando más vueltas, pero y mi tiempo qué?! Mis tardes, ya no son mis tardes. Nuestras tardes de hacer pasteles y galletas se terminaron.
Nos hemos inventado buenas cosas para disfrutar el tiempo que estamos juntos mientras alguno entrena, mientras esperamos. Hemos desempolvado muchos juegos de mesa que ya ni usábamos. Estoy volviendo a leer. Ahora soy una mamá cautiva que ayuda con las tareas escolares mucho más que antes, porque con eso de que estoy ahí tan disponible, hasta en las tareas que no debería de ayudar, ayudo. Siempre he pensado que las tareas son para los niños. Al final, los que tienen algo que aprender son ellos y que no debería de intervenir demasiado. Pero ahora, pues qué mas hago?!
Eso de que ¿qué más hago? está por verse. Es la cosa a la que más me resistí. El plan original era que mientras mis hijos mayores estuvieran haciendo la tarea, esperando a sus hermanos yo trabajaría en el blog (o sea aquí), en la planeación de mis talleres, etc. Para eso necesitaba una laptop, pero no tenía una y la verdad ni cómo comprármela. Pero había una posibilidad, un intercambio. Yo le daba mi mac-mini a mi esposo y me la cambiaba por una laptop. Ya habíamos acordado que así lo haríamos, pero me eché para atrás a la mera hora. Y así estuve casi dos meses. Hoy les escribo desde una laptop y ya no desde mi computadora de escritorio a la cuál me aferré porque me ha acompañado desde hace mucho tiempo y funcionaba re-bien, estaba recién arreglada, era bien rápida, tenía una pantalla grande en la que todo se veía mejor y que me conectaba con mi vida antes de tanto cambio … me hacía sentir un poco en mi zona de comfort.
Sin embargo, me han pasado ciertas cosas últimamente que me han ayudado a pensar que es momento de soltar y seguir adelante. Hoy he soltado muchas cosas con el cambio de computadora y me siento más libre, más ligera … lista para empezar de nuevo.
Gracias por estar aquí. Gracias por leer lo que tengo que decir. Y gracias por la paciencia. Espero que de hoy en adelante haya más actividad de este lado ;).
Y bueno, el contar esta experiencia quizá te ayude a ti a soltar, a dejar lo que te estorba y a saltar a eso nuevo que te espera.
Con cariño,
Ana