Hoy fui a desayunar unos tacos con algunas amigas. Después de nuestro partido de futbol en sábado a las 8 am por supuesto! Jajaja. Parece broma, pero no es. Si es cierto que jugamos a esa hora ese día de la semana y que después nos fuimos a taquear.
En el menú estaban separados los tacos “con carne” y los “sin carne”. Yo pedí de la lista sin carne por un tratamiento que estoy probando justo ahora (es temporal, jeje). Pero no me había fijado de tal separación hasta que otra amiga lo comentó. Y ya que lo mencionaron me pareció interesante que en unos tacos mañaneros comunes y corrientes, con el sazón del pueblo, (muy bueno, por cierto) como dice su slogan, suceda esto.
Sin duda hay un movimiento fuerte en torno a la alimentación saludable hoy en día aquí en Monterrey. Por si no lo habían notado! En una ciudad en la que no se esperaba que pudiera dar fruto algún movimiento de este tipo. Ya saben , nuestra tradición mundialmente reconocida de la carne asada, uffff! No es cierto, no se si es reconocida en el mundo, jaja. Pero de que tenemos bien arraigada la costumbre, la tenemos, ¿que no? O ¿Cuándo una carne para platicar del tema :D?
Lo cierto es que ya se empiezan a aparecer más seguido los vegetales por ahí, encima del asador. Buenísimos por cierto. La calabaza y los elotes amarillos de mis preferidos. “Iiiñññññññ!!” Sonido como de que me equivoqué y quisiera borrar mi comentario. Que de hecho lo puedo borrar, pero quiero dejarlo, jaja.
Y es que precisamente aquí es donde algo como que se me revuelve (el estómago). De hecho, si corregí algo en el párrafo anterior. Había escrito “verduritas por ahí”, pero luego pensé que el elote en realidad es un cereal y no una verdura. Así que puse vegetales porque el reino vegetal abarca también a los elotes. No vaya a ser. Pero luego pensé que quizá los elotes no estén considerados dentro de los alimentos más saludables actualmente y que entonces podría recibir malos comentarios al respecto. Si asara algún superalimento como un jengibre o un coco hubiera sido más “aceptable”, quizás. Lo cierto es que aso elotes amarillos y los amo. Los asaba con mi padre desde que era pequeña y me encantan aún más porque me lo recuerdan. Y lo que es también cierto, es que dan variedad a nuestra alimentación, porque ya no se asó pura carne, ¿verdad? Y bueno, ni me meto con lo que se dice de que asar en el asador es lo peor que existe. Y ni me meto porque es algo de lo que no me quiero ni preocupar.
El caso es que cuando vi la separación de “con carne” y “sin carne” en los tacos, lo primero que pensé fue: “uyyyyy! pero casi todos los “sin carne” tienen queso y huevo! (con tono descalificativo). En mi caso particular, tampoco estoy consumiendo lácteos temporalemte, hasta nuevo aviso. Y el huevo me ha salvado últimamente porque como no estoy comiendo carne ni lácteos, las opciones se reducen más o menos. Pero como que el huevo tampoco es muy popular ¿verdad?. Y aunque yo si lo consumo, a veces lo veo feo, por lo que se dice. Y mi esposo no come huevo, entonces podría escribir un libro sólo para tratar de entender mis sentimientos hacia el.
Total, que me sentí mal de siquiera haber pensado todo eso que les digo. Empezando por la descalificación inicial hacia la separación que hicieron en los tacos porque sus opciones sin carne no se acomodan 100% a mi estilo de vida muy personal y además temporal. Lo que hicieron ellos no estuvo mal, al contrario es un esfuerzo que se debería de agradecer. ¿Pues no es lo que queremos los saludables? que haya más conciencia y más opciones. Creo que en ese tema ahí va la cosa, cada quien a su paso y en la medida de sus posibilidades. Además, qué sorpresa! No fui yo a unos tacos vegetarianos o veganos, sino a unos de los de siempre, que han empezado a darnos gusto. {aplausos}
Lo que no estuvo padre y que es la moraleja de esta historia, es que por andar de quisquillosa, casi me pierdo de la oportunidad de ver lo bueno de las cosas. La luz al final del camino. El granito de arena que ya pusieron en esos tacos.
Lo bueno, es que ese pensamiento negativo duró sólo unos segundos. Acto seguido, me comí mis tacos sin carne con mucha cebolla cocida, salsa y repollo deliciosamente, disfrutando cada mordida. Y la sobremesa, lo mejor. Al final, los tacos sólo eran una pequeña parte de lo que para nosotros los mexicanos es un desayuno, comida, carne asada o lo que sea que hagamos con amigos. El acto de comer viene acompañado de muchas otras cosas igual o más importantes que la comida misma, la convivencia, la platiquita, la jugada, el partido, la celebración y así tantas cosas que nos reúnen y nos unen.