Ah!!! Pero cómo me ha pegado el tema de que mis hijos ya están creciendoooo! Lo tengo muy a flor de piel últimamente porque hemos andado, mi esposo y yo, en pláticas de sexualidad que dan en la escuela de mis hijos. Y resulta que como ya tenemos una pre-adolescente, pues nos toca enfrentarnos a todo este mundo desconocido hasta hace algunos meses para nosotros.

Qué impresión, ¡¿verdad?! Y además de la impresión por lo rápido que pasan los años, siento un poco de nostalgia. Nostalgia al recordar cuando mi «grandota» era apenas una bebé. Nostalgia al pensar en todo lo que ha cambiado en estos 11 años. Nostalgia por el tiempo que se ha ido y que no vuelve. Sin embargo, al regresar a la realidad del presente, puedo sentir un infinito agradecimiento por este momento, por este día, por todo lo vivido, las bendiciones recibidas y los recuerdos que guardo en un lugar muy especial de mi corazón. Y al pensar en el futuro, me embarga una hermosa ilusión fundada en la esperanza de que viviremos cosas buenas muchos años más.

Aunque la verdad, lo único que tenemos seguro es este preciso momento. Este ahora, lleno de recuerdos y saturado de esperanzas. Los recuerdos nos ponen en un contexto y la ilusión es como un motor que nos mueve para seguir adelante. El presente sólo se vive una vez. Esto, pronto pasará a ser parte de mis recuerdos. Un recuerdo que espero que me coloque en un contexto de serenidad y de paz para seguir caminando ilusionada.