No soy una buena compradora, o sea alguien que compre mucho. Hay muy pocas cosas que disfruto comprar. Un buen libro, últimamente casi todos de cocina, platos bonitos, un buen pan y un rico chocolate encabezan la lista de estos días. Me gustan las cosas hechas a mano, con cuidado, despacito. En donde se imprima la personalidad del fabricante. Y si conozco al dueño o dueña de las manos creadoras, uffff! mucho mejor.
Mi bolsa es My Pumpkin, por ejemplo. Tengo mis mandiles My Pumpkin también. Y mis mandiles Yellow Hellow que me gustan mucho. Me enorgullecen mis blusas mexicanas que uso en los meses patrios para mis talleres :), hechas a mano por artesanos oaxaqueños. Y si veo que cualquier cosa dice Hecho en México, algo dentro de mi siente muy bonito. Pero aún así, no soy de comprar mucho.
Hace poco fui a Parras, Coahuila y me encantó enterarme de que ahí y en lugares cercanos, se fabrica mucha mezclilla, casi toda de exportación! Así que si revisas la etiqueta de tus Levi’s, Dickies, Armani Exchange o Guess, quizá diga Hecho en México. A mucho orgullo, sí señor!
Hay otras cosas que no son productos como pantalones o mandiles, como el pan y el chocolate, que también busco que se hayan hecho con cariño, pensando en los consumidores. Y sobre todo, que su idea de producir alimentos tenga que ver con cuidar los procesos, cuidar el medio ambiente, preservar las tradiciones y dignificar las materias primas mexicanas.
Me gustó mucho conocer a Berlend, por ejemplo, que distribuye cacao y chocolate mexicano de Chiapas. Pienso que su trabajo es muy bonito. Ha volteado a ver la problemática que se vive en Chiapas, porque los jóvenes ya no quieren dedicarse al campo, a la cosecha y procesado del cacao. Se dice que estas actividades están asociadas con pobreza y con ser indígena (marginación). Qué tareota no? Dignificar el trabajo en el campo y que ser indígena sea motivo de orgullo en lugar de vergüenza. Ahí, podemos ayudar todos. Pagando bien los productos del campo, los productos artesanales, lo que venga de las manos de nuestros indígenas. Regalándoles una sonrisa si los vemos por ahí.
Chocolate Artesanal Hacienda Napaná
Otra de las cosas que me gusta hacer, es apoyar a nuevos negocios locales que se ve que le están echando ganas por hacer bien las cosas. Un ejemplo es una Panadería Artesanal que abrieron cerca de mi casa que se llama El Grullo. Y apoyo, yendo a comprar ahí, en lugar de comprar en las súper tiendas. No compro muchísimo, ni siempre, porque a mi también me gusta hacer mi pan. Pero si he de comprar pan, prefiero ir ahí que a otras partes.
Les comparto unas fotos de mi pan favorito de El Grullo. Su biscotti. Que además, me recuerda a una de mis mejores amigas del alma, que aunque está lejos (Canadá), siempre la recuerdo con mucho cariño. (
Biscotti de Panadería El Grullo
Y ustedes, ¿qué disfrutan comprar?