¿Les había contado que voy a unos Ejercicios Espirituales? Creo que no, jeje. Sólo les había mencionado en algún post anterior que luego les contaba de algo que estoy haciendo en este momento de mi vida. Bueno, es eso. Una vez por semana asisto a una junta de los EE (ejercicios espirituales), pero se trata de que toda la semana hagamos estos ejercicios por medio de una oración guiada y ese día sólo compartimos experiencias.
¿Que porqué les cuento esto? Bueno, pues así soy yo, jeje. De hecho este blog lo inicié para compartir cosas que creo que me ayudan a mí a ser una mejor mamá y esposa. No es fácil tomar la decisión de quedarse en casa con los hijos y renunciar a lo que se suponía tenía que hacer. Renunciar a lo que «seguía», después de estudiar una Licenciatura en Comercio Internacional carísima en el Tec de Monterrey! Pensé que tal vez, como a mi, había otras mujeres a las que les costaba un poco la idea (de eso ya son 11 años, y lo he superado 🙂 ).
Pero tampoco me quería perder los primeros años de mi primer bebé, ni del segundo y ya después de unos años, ni del tercero. Era tan importante para mi ver su primer sonrisa … que fuera para mi. Escuchar sus primeras palabras. Ayudar a que dieran sus primeros pasos. Y un poco después, cuando me enamoré de la cocina, pues también cocinar para ellos. He convertido mi cocina en mi taller de arte, en donde me puedo expresar, en donde les expreso mi amor. Y bueno, no habría podido hacerlo sin el apoyo incondicional de mi esposo. Gracias a su apoyo y a que trabaja de sol a sol para que no nos falte nada.
Y como siempre, ya ando por otros rumbos. Divagando y escribiendo lo que me trae el pensamiento. Lo bueno es que ya me acordé por qué me senté hoy aquí y no se las voy a hacer más de emoción ;).
Les cuento pues … Es para compartirles un pedacito de una lectura que nos regaló Úrsula (nuestra guía en los EE). Y ¿qué tiene que ver con el título del post? Bueno, las y los invito a descubrirlo. (A propósito de un video del bullying que compartí en mi página de FB: Delicious Home. El video es de Carlos Cuarón. Se llama «El Sandwich de Mariana», y es parte de una campaña de varios directores en contra del bullying.)
«Nuestros dones y talentos son diferentes, y como resultado, los frutos serán distintos. Pero esas diferencias no hacen que algunos sean preferidos en los ojos de Dios. Cualquier don y talento que tenemos son sólo eso: regalos. Y la gratitud es la única respuesta correcta al recibir un regalo.
La gratitud por lo que somos es contraria a la naturaleza competitiva de nuestra cultura. Desde la infancia se nos enseña a compararnos con los demás, en talentos o aspectos. Pruebas de inteligencia, exámenes de admisión, puestos en la clase, todas nos llevan a compararnos con otras/os. En una cultura como esta, la incapacidad de hacer lo que otros hacen, y son aplaudidos por eso, puede llevar a sentir inferioridad … En esas circunstancias, la actitud cristiana de agradecimiento por lo que hemos recibido, no ha sido fácil aceptarla…» (tomado de Sacred Space, de la lectura «Da gracias a Dios»).
Te imaginas, ¿cómo serían las cosas si no existiera la competencia entre los niños?, ¿si el ambiente escolar fomentara la colaboración en lugar de la comparación?. ¿si enseñáramos eso en casa? Creo que la naturaleza de los niños es algo de lo que tenemos que aprender y practicar más. Su capacidad de ser felices sólo porque sí, su facilidad para asombrarse y para perdonar. Con el tiempo se va perdiendo, tristemente. ¿Qué podemos hacer para que esa naturaleza crezca con ellos, en lugar de dejarla tirada en el olvido en algún momento del desarrollo? Y como dijo Úrsula, no sé la respuesta, pero ya tengo la pregunta. Ahora, tengo que trabajar para encontrar la respuesta.
Como para reflexionar, ¿no?
Que tengan ustedes un hermoso viernes!