Si eres parte de la nueva generación de personas que se alimentan de una forma más consciente, seguramente has escuchado del famoso GLUTAMATO MONOSÓDICO. Verdad? Y por supuesto que es de las primeras cosas que buscas en la lista de ingredientes, para descartar al producto que lo tenga de tu lista de compras. Además de aceites hidrogenados, jarabe de maíz de alta fructosa, BHT, caramelo IV, amarillo 5, rojo 40, azúl quien sabe qué, y así puede seguir creciendo la lista de químicos y aditivos que YA NO queremos ingerir.
Pues hoy te quiero contar un poco de la historia del glutamato monosódico. Que por supuesto, en 1908, cuando lo descubrió el profesor Kikunae Ikeda, no creo que se haya imaginado que en el 2014 habríamos muchas personas que pensaríamos que su producto es malo para la salud y querríamos eliminarlo de nuestras alacenas para siempre. Cuando decidió investigar sobre esto, no creo que haya tenido malas intenciones tampoco.
Según lo que entiendo, lo que el profesor Ikeda buscaba era al causante del misterioso y delicioso «QUINTO SABOR». Además de salado, dulce, ácido y amargo, desde la época de los romanos, se percibía un sabor diferente que hacía que todo supiera más sabroso, sobre todo cuando se cocinaba con salsa de pescados fermentados. Le pusieron UMAMI, que significa sabroso o delicioso.
A finales del siglo XIX, el chef Auguste Escoffier, uno de los más importantes chefs, quien junto con César Ritz abrió el Hotel Ritz en París en 1898, ya usaba los poderes del ácido glutámico o glutamato para hacer que sus platillos fueran sumamente deliciosos y queridos por todos. Sin embargo, no usaba el glutamato químico, sino que aprovechaba los alimentos que lo tienen naturalmente para combinarlos estratégicamente y conseguir enloquecer a sus comensales con sabores extraordinarios.
Por supuesto! El ácido glutámico se encuentra en muchos alimentos de forma natural. Algunos ejemplos de estos alimentos, y que querrás incluir en tu menú porque harán que todo sea más sabroso, son los pescados, mariscos, champiñones, tomates maduros, espinacas, té verde, quesos fermentados como el parmesano y salsa de soya, entre otros. O sea, que tenemos varias opciones para añadir a nuestros platillos y hacerlos irresistibles ;). Por eso la salsa italiana de queso parmesano, tomates y champiñones es todo un clásico. Los tres componentes contienen el famoso ácido glutámico, que combinado, hace una explosión de sabor.
El glutamato monosódico o sál sódica, se obtiene del alga kombu, famosa en la cocina japonesa. Esta se usa, claro, para dar un mejor sabor a todo. Pero bueno, pues para eso se extrajo esta sustancia, para que todo fuera más apetecible. Lo malo es que se ha abusado del efecto delicioso que provoca y se lo han añadido a TODO, acostumbrando a los paladares a exigir esta explosión de sabor en la comida siempre. Provocando así, un efecto adictivo. Ya que sin glutamato la comida no será tan rica. Así que, con paladares más exigentes, buscando el efecto umami, la comida procesada ha ganado mucho terreno. Cuando te dicen «A que NO puedes comer SÓLO UNA», es verdad!!!! Una vez que empieces no podrás parar, y ¿porqué crees? Dale vuelta a la bolsa y lee los ingredientes. O qué tal cuando no puedes cocinar sin el famoso Knorr … Glutamato Monosódico!
La buena noticia es que podemos competir con el químico, si a nuestra comida añadimos alimentos que lo contengan de forma natural. Ya sean tomates maduros, queso parmesano o un toque de salsa de soya ayudarán a que poco a poco dejes los aditivos atrás ;). Hagamos lo natural y hecho en casa más «umami», y ganemos terreno de regreso. Por nuestra salud y la de nuestras familias.
Entre los síntomas que se han asociado al consumo de glutamato monosódico se encuentran: dolores de cabeza (migraña), sudor, enrojecimiento de la cara, sensación de presión en la boca y cara, sudor. A lo que han llamado, el síndrome del restaurante Chino, ya que se dice que en las cocinas de comida China se suele utilizar el glutamato en grandes cantidades. Y si pensamos en que está presente en muchísimos alimentos altamente procesados, y que además nos hace adictos a ellos, se pueden sumar varios problemas más. Ya que en estos productos se añaden más químicos, járabes, aditivos, conservadores, etc, que desencadenan otros padecimientos como obesidad, hipertensión, diabetes, desórdenes en la conducta, sólo por mencionar algunos.
Así es que, yo creo que sigue siendo buena idea LEER las ETIQUETAS. Aunque sean de productos ya conocidos. Ojo con los «cambios de empaque», pueden venir cambios de ingredientes también.
Por su atención. Muchas gracias ;).
2 respuestas a “Glutamato Monosódico”
A los efectos perniciosos de este veneno habrá que agregar diarrea, vómito, fiebre y deshidratación.
En mi caso, desde hace muchos años, descubrí que tengo intolerancia al glutamato monosódico y cada vez es más dificil encontrar alimentos procesados que no lo contengan.
Ni hablar de los restaurantes japoneses, chinoe y, en general, orientales.
Gracias por esta información importante.
Gracias por tu testimonio Luis. Saludos!