Hace un tiempo puse una frase en Facebook (FB/DeliciousHome), de Pablo Picasso que me gustó mucho: «A los 6 o 7 años todos somos artistas. Depende de lo que pase en la casa y en la escuela para que sigamos, o no, siendo artistas». Y sí … Mis hijos me recuerdan casi todos los días, que es mi responsabilidad ayudar a que sigan creyendo en su capacidad de crear, de imaginar, de soñar y de convertir sus sueños en realidad. En gran parte, depende de mí que ellos desarrollen su potencial y que logren crecer y seguir creyendo en sí mismos. Y de todos los padres, creo. Aunque a veces no sabemos esto tan importante y la regamos, me incluyo, porque definitivamente no soy la mamá perfecta y a veces tengo errores, pero me gusta más enfocarme en los aciertos y pues de esos les voy a contar un poco ;).
Recuerdo un día, hace varios años. Mi hija tendría unos 5 años. Regresábamos de la escuela y se generó una de esas conversaciones profundas, que se dan «en el asiento de atrás.» Sofi rompió el silencio del camino diciendo: » Cuando sea grande, voy a ser inventora!» Ufff! Qué padre escuchar eso de una personita con todo su futuro por delante, y con la falta que hacen inventores en estos tiempos :). Siguiente reflexión, sin que yo pudiera decir nada aún: «Aunque, no creo que pueda … No soy tan inteligente.» Y yo pensé de inmediato … «¿Queeeeeeé?» En qué momento había decidido, Sofi, a sus 5 años que no era «tan» inteligente. De buenas que nuestra educación, la de mis hijos y ahora la mía, es constructivista, jeje. ¿Qué decirle para que no piense que NO es inteligente y que NO puede lograr ser una inventora? Mi cerebro tuvo que pensar rápido, y pedí que lo que fuera a decir fuera algo bueno. Así es que, en lugar de echarle un sermón, decidí hacerla pensar con una pregunta. Siempre es bueno cuando no sabes qué decir a tus hijos, contestarles con una pregunta, y que te ayuden un poquito. Te sorprenderás de las respuestas que puedes obtener :).
Entonces, pregunté: «¿Y porqué crees que NO eres «tan» inteligente?». La respuesta fue algo así: «porque no se me ocurre qué inventar y no se muchas cosas!». Así que volví a preguntar: ¿Y tú crees que los inventores, a los 5 años inventaron sus inventos?
Sofi: «No.»
Yo: «¿Y tú como crees que aprendieron todo lo que saben?»
Sofi: «Investigando.»
Yo: «¿Y tu puedes investigar?»
Sofi: «Si.» Se hace una pausa en la que, qué bueno que no dije nada. A lo que siguió la reflexión final de Sofía: «Entonces sí puedo ser inventora cuando sea grande!»
Ufff! Creo que fue una buena sesión de preguntas y respuestas :). Me gustó su conclusión.
Y bueno, así han habido más ocasiones en las que tengo que sacar mis habilidades de psicóloga que todas las mamás llevamos dentro para terapear a mis hijos y que sigan soñando y creyendo que pueden hacer las cosas. Como la semana pasada en la que llegó mi hijo, con una idea. Se le ocurrió que iba a hacer pinitos de navidad de fieltro para venderlos con los vecinos. Me daba un poco de pena, porque ya han ido a vender otras cosas antes, como naranjas, enteras o en pedazos con chilito, albahaca y yerbabuena, y cuando una vecinita tenía que recolectar dinero para las misiones ¿quién creen que la acompañó?! Y ni cómo decirle, que no lo hiciera, ya había hecho muestras, el sólo! Y tenía un plan bien definido. Hasta había acordado con su hermana que le iba a dar un porcentaje por ayudarle a anotar los pedidos y acompañarlo a la venta!!!!! Jajajaja. Ahorita me da risa, pero aaahhh! como me ponen nerviosa.
Pues con su plan bien definido, le ayudé a hacer una tercer muestra que iba cocida y no pegada con silicón, un poco en contra de mi voluntad y otro poco escéptica de que fuera a vender algo. Y se fue a tocar puertas. Ya sin pena, no como la primera vez que fue a vender naranjas para ganar dinero y comprarse un libro en una feria de la escuela, en la que sí iba muy tímido. Como a los 10 minutos regresó con un pedido de 3 pinitos que había vendido en $15 cada uno y una gran sonrisa. Los vendió en dos casas, de las 3 o 4 que visitó. Para el $45 fue una buena venta, y como escogieron de los cocidos, me dijo que si le ayudaba a hacerlos me pagaba $15. ¿Cómo ven? A Sofía le iba a dar $10 por llevarle los apuntes de a quién le vendió y acompañarlo. El se ganaría $20 por recortar los pinitos que iban dobles, porque en medio los rellenó de algodón. Cuando entregó los pedidos y le pagaron vino a darme mis $15 que me tocaban. No pude quitárselos, me enterneció demasiado y me enseñó tantas cosas, que sólo le pude dar un abrazo y le regresé el dinero. Le dije que estaba muy orgullosa por lo que hizo y el me regresó una de esas sonrisas que lo caracterizan que me roban el corazón.
Espero que mi historia se parezca a muchas de ustedes, que han tenido o que tendrán. Y recuerden, por más cansadas que estemos o por más pena que nos dé apoyar a nuestros hijos en alguna de sus locuras, vale la pena sacudirse, respirar y ayudarlos a crecer. Claro que habrá ocasiones que de plano no esté padre lo que quieran hacer porque puede ponerlos en riesgo y entonces, también hay que saber en qué momento frenar alguna situación peligrosa o que los pueda dañar de algún modo. Las demás ocurrencias, las inocentes, disfrutémoslas con ellos :).
Les dejo esta foto de los famosos pinitos …
4 respuestas a “Niños Artistas … ¿Adultos Artistas?”
Que historia tan tierna!! 🙂 me encantó
Gracias por leer Cecilia!!!!!! Un saludo!
Me encantó!! Que hermoso que lo compartes!! Sacudirse, respirar y ayudarles a crecer !! Un abrazo ! 🙂
Gracias por leer, Manin :)! Un abrazo para ti también.