Una de las clases que más esperaba, era precisamente en la que aprenderíamos acerca del vino, (estoy estudiando gastronomía, por si no sabes, jeje). Había escuchado a amigas, a quienes les empezó a interesar el tema hace algún tiempo y se antojaba interesante. Que si el vino tinto se mezcla con la carne roja, que si el blanco con pescados y mariscos. Que si el cabernet sauvignon, que si a mi me gusta el merlot, que yo lambrusco, uff! mucho que aprender :). Muchos términos para mi desconocidos y a los que me vi expuesta hace dos semanas, cuando me encontraba parada frente a cientos de vinos en el súper, y tenía que elegir uno para cocinar el brisket de mi taller de cena navideña, (hago talleres de cocina también :)). Cómo me habría servido que hubiera un Sommelier por ahí rondando. Seguro habría visto mi cara de what y me pudiera haber aconsejado. Aunque para cocinar, ya sé, no hay que usar un vino caro. Ese, mejor lo disfrutas en una copa ;).
Y bueno, pues la clase nos la dio precisamente un Sommelier, Julio Grinberg, de la Vinoteca (Monterrey). Y puedo decir, que superó mis expectativas. Hizo que despertáramos nuestros sentidos, que estaban un poco dormidos como a las 11 de la mañana, más o menos. Empezando con un viaje sensorial por los viñedos de Chile al descubrir la Sauvignon Blanc (bodega IKUS), la Gloria Trevi de las uvas, como la describió Julio, más alocada, fresca y «picosita» que la Chardonnay o la Paris Hilton, que es más delicada, generosa y sofisticada. Ambas, dignas representantes de los vinos blancos. Con las que puedes empezar tu viaje en el descubrimiento de la Cultura del Vino. Y decidir cual va mejor contigo.
Y el viaje siguió con rumbo a la zona de Mendoza en Argentina, con un delicioso vino de la bodega TILIA, hecho con una uva tinta Malbec. Pero sin duda, la parada en California, para probar el Merlot (de la bodega Stone Cellars), fue el que cautivó mi paladar y mi olfato. Una obvia reacción de principiante, jeje, diría Julio, ya que es fácil quedar maravillada por el Ricky Martin de las uvas. Las analogías fueron algo que disfrutaba mucho, jaja. Sin embargo, aunque sea una elección de principiante, se respeta, nos decía el Sommelier. El que entra en el mundo de los vinos irá refinando más su paladar y exigiendo más a su vino a medida que se conocen y se prueban más tipos de uvas, de diferentes regiones, con un tratamiento u otro, de cierta edad o guarda. Aijuesú! cuánta cosa?! El viaje por los tintos nos dejó donde empezamos, en Chile, pero con una impresión muy diferente. Con una una Carmenere de la bodega Baron Philippe de Rothschild que nos hizo degustar moras, café y avellana en un mismo trago. No recuerdo de que uvas eran qué sabores y olores, pero hubo una explosión de ellos, entre frutas, especias, flores, cítricos, frutos secos. Toda una experiencia!!!!!
Al final de la clase, le pedí a Julio que me recomendara un buen vino para nuestra Delicious Home. Y como en los talleres navideños estamos preparando Brisket, pues la recomendación fue para acompañar este corte de res. El presupuesto de unos $200 y un sabor que agrade a alguien como yo, que apenas empieza a descubrir la magia de los vinos. Pues el vino para cubrir estas «necesidades», es un Syrah Reserva de la Bodega Baron Philippe de Rothschild. Y el consejo que yo les puedo dar, es que vayan a su vinoteca más cercana, busquen a un sommelier que estará feliz de atenderlos y le pregunten todo lo que quieran. Si no encuentran a uno, Julio nos pasó su email para que lo consulten si necesitan :), julio.grinberg@gmail.com.
Buen inicio de uno de mis meses favoritos, Diciembre! Y Felices Fiestas :)!